Prueba en profundidad del Mazda MX-30 2020 en: https://bit.ly/2KIukjO
Mazda MX-30. Maniobra de esquiva
En la primera pasada de la jornada, con una velocidad de entrada de 75 km/h, nos encontramos con un coche ágil y sencillo de manejar. Estuvimos muy cerca de completar la maniobra limpiamente, ya que solo rozamos ese cono. Tras el segundo golpe de volante, el coche realiza un apoyo limpio y prolongado. Lo que más llama la atención es cómo el eje trasero redondea ligeramente la trazada para compensar el subviraje. De esta forma, sale encarado hacia el tercer carril de conos, facilitando el trabajo al conductor en ese último tramo.
En intentos sucesivos tuvimos que dar un primer golpe de volante más contundente para librar el cono que rozamos en la primera ocasión. Eso hizo que las ayudas electrónicas intervinieran de forma más intrusiva para frenar el coche y, en consecuencia, que no se replicara el efecto que tuvo el eje trasero en la primera pasada. Aquí se aprecia que el coche tiende a subvirar y que las reacciones no fueron tan ágiles como al principio. Esta es la pasada, a 74 km/h, a la que conseguimos entrar a mayor velocidad sin derribar conos.
Al incrementar la velocidad o hacer giros más bruscos, se sigue apreciando la misma tendencia. El MX-30 tiene varios modos de retención. Durante la prueba no hubo grandes diferencias en las reacciones al utilizar unos u otros. La mayoría de pasadas que mostramos están hechas en el modo de retención intermedio, que es el que se activa por defecto al iniciar un viaje. Este último intento, a 79 km/h, está hecho con el nivel de retención más alto.
En cualquier caso, las reacciones del Mazda MX-30 en la maniobra son satisfactorias, ya que nunca llegan a poner en apuros al conductor.
Eslalon
El MX-30 se desenvuelve bien en el eslalon, con cambios de apoyo relativamente rápidos. El control de estabilidad interviene para evitar que las ruedas puedan llegar a deslizar, pero no entorpece los movimientos de forma evidente.
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